Una de las más populares aplicaciones de este recurso hematológico en el área estética, es para mejorar la apariencia de la piel facial. El plasma se micro inyecta intra y subdermico, en el sitio que se busca reparar. Se puede usar tal como se hace con la mesoterapia y también como rellenos muy livianos, de escaso reticulado. Los cirujanos solemos infiltrar detalles anatómicos de relevancia y jerarquía estética, evitando herir vasos y nervios. Se realzan bordes de labios, comisuras, surcos, arrugas. El objetivo es mejorar la textura y color de la piel y atenuar arrugas finas por producción de colágeno endógeno.

La idea del tratamiento con PRP es utilizar proteínas y factores de crecimiento  de la sangre (especialmente en las plaquetas) del propio paciente, estimulando los tejidos dañados y mejorando las condiciones locales.

Se asocia frecuentemente a una dermoabrasión química o mecánica.

Otras aplicaciones del método son en el cuero cabelludo para detener la caída de cabello y en secuela de heridas o quemaduras.
 Para la extracción y preparación del PRP listo para ser usado por el cirujano, se requiere un profesional especializado en el consultorio.

No se requiere anestesia y es un procedimiento que dura de 15 a 45 minutos, dependiendo del área a tratar. La recuperación toma de 5 a 7 días.

Las complicaciones pueden ser, raramente, infecciones, hematomas o edema, en el área tratada.